domingo, 23 de marzo de 2008

On.

El tiempo pasa y mis penas continúan aferradas a mí, continúan caminando por los senderos de mis arterias y venas; alcanzan el horizonte finito de mis pies y mi cabeza, y me arrebatan cualquier esperanza de vivir la vida con buena expectativa...

Estoy enamorado del sentimiento de ser amado, ¡joder! Los sueños se columpian por el umbral de mis recuerdos, juegan juntos a policías y ladrones, intentando conseguir encarcelar para siempre a los sueños más juguetones... Callo para siempre, me dije. Vete, olvídate de tu vida y lánzate al vacío; intenta vivir, aunque sea el momento. Nunca lo hice.


¿Demostrar? ¿Ocultar?

Decidí lo segundo, por miedo, no hay más. Y ahora me arrepiento de haberlo hecho, de haberlo hecho continuamente… y de temer al propio amor, al que tanto anhelo…