domingo, 16 de noviembre de 2008

Delirando.



Siempre he creído en los números, en las ecuaciones y la lógica que llevan a la razón. Pero después de una vida de búsqueda, me digo: ¿qué es la lógica, quien decide la razón? He buscado a través de lo físico, lo metafísico, lo delirante; y vuelta a empezar. Y he hecho el descubrimiento más importante de mi carrera, el más importante de mi vida: solo en las misteriosas ecuaciones del amor, puede encontrarse alguna lógica. Estoy esta noche gracias a ti; tú eres mi única razón de ser… eres todas mis razones…

A Beautiful Mind


Las noches han dejado de tener el significado digno de estas para mí; el descanso, la locura nocturna, el frenesí amoroso… Son preámbulos y caminos sin sentido para intentar llenar el desamparado sentimiento de soledad que sufrimos cada uno de nosotros. Llegar a darse cuenta de que la vida es soledad y nada más es humillante; aún cuando llenamos nuestro saco del deseo con las teóricas razones que lo llenan; no son más que autoengaños dignos de un esquizofrénico. Puede que lo que piense ahora no sean más que burdas interpretaciones sin conexión entre ellas, que la razón que niego en existencia no sea más que el mismo autoengaño de pensar que existe algo que fundamenta el pesar eso; quizás la locura deforme que desemboca en mi mente no sea más que dolor, aunque no quiera aceptarlo…

Dejo de existir en esencia de vez en cuando, y lo compruebo con la frialdad inhumana que refleja mi mirada las noches de desamparo y desasosiego…

viernes, 14 de noviembre de 2008

Olvidar.


Intentamos olvidar lo inolvidable con caricias o drogas baratas, queremos sentirnos liberados de la opresión de sentirnos abandonados de quienes creíamos ser queridos, con el único fin de querer estar igual que siempre; olvidamos realmente que la solución nunca ha consistido en obviar, sino en solucionar.

He hecho una atrocidad… y es dejar de tenerme aprecio. He intentado olvidar de la peor forma posible, y el sentimiento de culpabilidad que me atormenta una vez sobrio es aterrador. La cruda realidad volvió a resurgir en mí cuando el Speed volvió a quedar ahí, en la bolsita negra que tenía ante mí. Y quise volver a olvidar una y otra vez, hasta que me quede sin mi suero para olvidar la cruda realidad.