lunes, 21 de enero de 2008

Encierro mi libertad en un bolígrafo y un papel.


Sólo dejo volar mis sentimientos aquí dentro, en un rectángulo de papel. Sé que podría liberar la máscara de la frialdad que porto todo el día, pero el miedo irracional al qué pensarán me impide escuchar la voz del corazón, del que sufre en un aparente y eterno silencio todo el día. Hago que no escucho, que estoy distraído; es mentira. Mentir es lógico y cómodo, común y algo cotidiano… Y no es malo; a veces es necesario hacerlo, claro. Pero no es mentir lo malo, es mentir demasiado: no por los demás, sino por que la mentira acaba convenciéndote a ti mismo. Con cada mentira tapamos una realidad oculta o una carencia que no queremos desvelar. Con cada mentira que susurramos a nuestros pensamientos nos engañamos a nosotros mismos… para la eternidad.

1 comentario:

Azpeitia poeta y escritor dijo...

No has pensado que si no nos mintiéramos a menudo, si no mintiéramos a los demás más amenudo todavía la vida sería insoportable....un brazo azpeitia