miércoles, 2 de enero de 2008

Inicio

He perdido la costumbre de reflejar mis sentimientos con el espejo de mi alma, de palpar las palabras en las hojas humeantes y acariciar los recuerdos que quedan impregnados, manchándome con la tinta aún sin secar…


...volviendo...



Vuelvo a caer en el pozo amoroso, de entristecerme con una realidad que sé que no será verdad y de magullarme imaginando situaciones con ella… el primer beso, caricias, sus ojos y sus rojas mejillas… Deseo otro yo, deseo cambiar para bien y para mal, de cambiar siendo sincero con todo el mundo, dejar los prejuicios que poseo y volver a nacer sin conocer el mal que poseo, sin poseer ningún recuerdo...

Tengo ganas de llorar, de llorar al mundo por mis ojos y dejarlo caer al finito suelo, resquebrajando la cáscara de la maldad y dejando revolotear los pájaros de mi libertad…


Me siento como una luz en la oscuridad. Brillo en la nada rodeado de miseria y pobreza, de silencio y vacío… como una pequeña estrella, olvidada en estos días de violencia y melancolía…




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito texto, pero en mi opinión una persona no debería cambiar jamás para ser aceptada por otras, esto supondría dejar atrás cientos de cosas que, aunque no lo parezcan, son importantes para uno.

Así que de cambiar nada y al que no le guste, no merece la pena.

Alejandro Quereda dijo...

¿Y si es uno mismo el que no se gusta? ¿Cambio o continúo jodiendome? ;-)

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Alejandro has empezado...continúa...saca todo lo que tienes dentro...un abrazo azpeitia